jueves, 16 de septiembre de 2010

La Gestación Humana (segunda parte)

Eso me descubrió mi abuelo: Nieto, la curagua formó el sombrero de nuestro pene, allí por donde lo enganchó. Si por casualidad la curagua se hubiera soltado, nuestro pene no tendría glande. Sería derechito. Pero la Curagua formó el surco balanoprepucial, dando origen al glande. Asi me lo contó mi abuelo. Esto no deja de ser chistoso. Yo, como era aún pequeño, me reía. Y le echaba bromas al viejo. Je, je. Me burlaba. Abuelo. ¿Pero es verdad, abuelo? El viejo contestaba: Cierto, mi nieto. Eso quiere decir que tu abuelo hablaba en serio. Así es. Y estos cuentos, ¿Los contaban delante de todos? ¿Delante de las mujeres? Si. Los contaban para todos. También para las mujeres. Ellas lo oían. Las mujeres, las muchachas, sus nietas, también lo oían. Pero no se reían. Nosotros los hombres, si nos partíamos de la risa. Pero las mujeres no. Y los cuentos que me contaste antes como de risa ¿Lo mismo también? También lo escuchaban. Lo escuchaban todo- Pero sin reirse. Ooooh¡ Nosotros, los hombres sí que nos reiamos. No , el abuelo no se reía ¿YO?. Pues claro que si. Como aún era pequeño, me reía. Era una juerga. Cuando el abuelo decía: Formó el sombrero de nuestro pene, yo estallaba en carcajadas. Jefe. Oh¡, pero el abuelo nos reprendía: NO. Yo insistía: ¿Pero de verdad abuelo? De verdad. Por consiguiente no te rías. Asi lo cuenta el relato. Y yo os lo cuento a vosotros en serio. Pero yo no me aguantaba. Siguiendo así la cosa, se formaron muchas familias nuestros abuelos se multiplicaron. Este es un cuento pequeño, tal como me lo contó mi abuelo. Por aquí, fin.

Fuente: Julio Lavandero, Ajotejana. Mitos. Ediciones Paulinas, Caracas.

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